En poco más de diez años, la sociedad española —y de otra manera, también la europea— ha pasado de la indignación a la decepción. La desafección política, que en 2011 se expresó como enfado y protesta llenando las plazas, hoy se ha transformado en una sensación generalizada de decepción.

Aunque cierto nivel de frustración es normal en cualquier democracia, lo preocupante es que las causas que provocaron aquella indignación no solo no han desaparecido, sino que incluso se han agravado. La verdadera crisis de la democracia actual es una crisis de confianza: ya no se cree en las instituciones que deberían mediar entre la ciudadanía y el poder político. Estas instituciones – partidos, parlamentos, medios, etc…- se perciben como incapaces de dar respuestas a los grandes desafíos del presente. Y sin confianza en esos actores, es difícil construir colectivamente un futuro en el que queramos vivir.

Frente a este panorama, tanto en lo local como en lo global – y especialmente en Europa-, es urgente evitar tanto el pesimismo extremo como la ingenuidad. Necesitamos un análisis riguroso de la realidad y valentía para enfrentarnos a sus contradicciones, siempre desde principios democráticos. Solo así podremos frenar el avance de los autoritarismos que se aprovechan de las grietas del sistema.

El futuro no está escrito. Pero si no lo escribimos nosotras y nosotros, nos lo escribirán.

Cristina Monge es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología y doctora por la Universidad de Zaragoza. Sus áreas de interés son la sostenibilidad y la calidad democrática, y en especial la gobernanza para la transición ecológica. Docente en la Universidad Complutense de Madrid y el AP Institute y desde el año 2020 preside la asociación “Mas Democracia”.